Nosotros debemos ser dueños de nuestra conducta y de nuestro modo de comportarnos. Debemos ser dueños de decir lo que queremos decir exactamente y no lo que nos hagan decir los demás. Si reaccionamos por lo que nos dicen o nos hacen los demás, entonces es el otro el que manda sobre mi conducta.

Las personas entrenadas en ASERTIVIDAD, asumen plenamente la responsabilidad de su vida, su conducta, sus aciertos, y también, de sus errores.

Qué es lo que pensamos que hace que una persona sea respetada, escuchada, tenida en cuenta? ¿Por qué hay personas antes las que se tiene un natural respeto, de las que no se burla nadie, a las que nadie levanta la voz?

En la comunicación, lo importante es cómo lo digo y no lo que digo

Cuando vemos personas que se consideran tímidas, faltas de habilidades sociales, torpes o solitarias, casi siempre son personas que no se sienten respetadas, parece que los demás les pasan por alto, les rechazan o les excluyen. ¿Por qué? ¿Son todos ellos personas feas, bajitas, débiles, patosas? No, en absoluto. Es más, hay muchas personas feas, bajitas, débiles, que sí son respetadas. Y personas guapas, fuertes y altas que son sistemáticamente ignoradas por los demás.

¿Será la capacidad de defenderse, de contestar a los demás la que marca la diferencia? También aquí nos encontramos que no necesariamente. Hay personas que efectivamente se defienden, piden que se les dejen en paz o tratan de no contestar… pero hay algo en su forma de decirlo que hace que no se les tome en serio, que su palabra quede invalidada o ignorada por los demás. También, a veces ese comportamiento llamado “coactivo” hace que las personas que tengamos cerca, se alejen de nosotros, al menos emocionalmente y pueden obedecernos, pero siempre será basado en el miedo y no en el respeto por lo que decimos.

Es importante darse cuenta de que la mayoría de las veces en la comunicación, lo importante es cómo lo digo y no lo que digo. De ahí la importancia de la comunicación no verbal, a veces es más importante el tono emocional implícito al mensaje, que el mensaje en sí mismo.

Todos nos enfrentamos a situaciones que nos superan en mayor o menor medida

Suelen ser personas inseguras, desde luego. ¿Será pues, la inseguridad el factor determinante? Pudiera parecer que sí pero, si lo pensamos bien, veremos que tampoco es eso solamente. El mundo está lleno de personas inseguras, y yo diría que, si pudiéramos hacer una encuesta, el 90% de la gente se considera insegura en algún campo interpersonal de su vida. Unos temen no saber qué decir, otros no soportan las reuniones informales, otros tiemblan ante la idea de hablar en público…

Sí, pero no todos son burlados sistemáticamente.

Tampoco parece ser ésta la causa determinante para que se respete a una persona. Si observamos nuestra vida cotidiana, las relaciones que tenemos, las situaciones en las que nos movemos. Constantemente, estamos interactuando con otras personas, con diferentes niveles de confianza. A veces, nos sentimos satisfechos, otras no tanto. Hay personas concretas con las que nos sentimos más inseguros o situaciones que nos hacen sentir mal, sin aparente razón.

¿Qué produce estas situaciones o personas en nosotros? Normalmente, nos sentimos mal porque estamos frustrados, enfadados, infravalorados, desatendidos.

Excusamos nuestro estado de ánimo culpando al otro/a, a la situación, al momento, pero, en el fondo, sentimos que no se nos considera como nos gustaría, o que no somos capaces de mostrarnos tal y como somos y por consiguiente… ¡no nos sentimos respetados!

A todos nos pasan estas cosas en mayor o menor medida: todos somos «tímidos/as» en alguna situación y, como decíamos antes, por muy resueltos/as que creamos ser, de pronto, nos encontramos con una situación que «se nos hace grande». Ya sea, pues, como problema general (personas que siempre se sienten rechazadas o inferiores) o puntual, el caso es que sigue estando ahí el misterio del respeto y la falta del mismo. Y si, como hemos visto, no es ni el aspecto físico exclusivamente, ni la capacidad de protestar, ni la seguridad la que hace que a uno se le respete y a otro no.

¿Qué es entonces esa cosa extraña, cómo se le puede llamar a ese «algo» que hace que unos/as se sientan bien con los demás y otros mal, que a unos/as se les respete más y a otros menos?

No hay una única respuesta, porque para hacerse respetar hacen falta varios de los elementos descritos anteriormente:

  • Hace falta sentirse seguro/a de sí mismo/a, y, a la vez, ser capaz de autoafirmarse.
  • Hace falta ser capaz de responder correctamente a los demás.
  • Hace falta ser capaz de resolver varias y diversas situaciones sociales cotidianas.
  • Y todo esto se resume en una palabra, se trata de la ASERTIVIDAD.

Y si finalmente decimos «trata de cómo quedar bien con todo el mundo y no dejarse pisar», quedarán aclaradas ya todas las incógnitas y la gente respirará tranquila. Aparentemente.

Aquí vamos a intentar situarla muy cerca de la autoestima, como una habilidad que está estrechamente ligada al respeto y cariño por uno mismo y, por ende, a los demás. Para quien busque aumentar el respeto por sí mismo y por los demás, mejorar sus relaciones y, en último extremo, contribuir a aumentar su autoestima

El que una interacción nos resulte satisfactoria depende de que nos sintamos valorados y respetados, y esto, a su vez, no depende tanto del otro, sino de que poseamos una serie de habilidades para responder correctamente y una serie de convicciones o esquemas mentales que nos hagan sentirnos bien con nosotros mismos. Es decir, ser nosotros dueños de nuestra conducta, siendo dueños de nuestro modo de comportarnos, ser dueños de que digamos lo que queremos decir exactamente y no, lo que nos hagan decir los demás. Si nosotros reaccionamos por lo que nos dicen o nos hacen los demás, entonces es el otro el que manda sobre mi conducta.

Las personas entrenadas en ASERTIVIDAD, asumen plenamente la responsabilidad de su vida, su conducta, sus aciertos, y también, de sus errores.

ASERTIVIDAD es también:

  • Capacidad de expresar opiniones y sentimientos sin sentirse manipulado ni manipular a los demás.
  • Es una comunicación de forma clara, eficaz y cómoda a pesar de que existan conflictos de intereses tratando de defender los propios derechos y a la vez teniendo en cuenta los derechos de los demás.
  • Consiste además en decir NO a una petición sin sentirte culpable.
  • Una persona asertiva decide lo que quiere hacer y se mueve para conseguirlo.

¿Y qué pasa con las personas que no están tan entrenadas en conductas asertivas?. Podemos decir en común que todos tienen problemas de relación y todos son considerados, pues, faltos de asertividad,  Y siempre partimos de la base de que las personas no somos “agresivas” o “timidas” sino que tenemos comportamientos de uno u otro tipo, aprendimos a funcionar desde esos patrones de conductas, que ahora ya no nos sirven o no nos hacen felices pero en su día nos protegieron. Es decir, con un entrenamiento adecuado podemos ir variando esos patrones de conducta.

  • Es decir, hay una gran relación entre el concepto de ASERTIVIDAD, como un camino hacia la AUTOESTIMA, hacia la capacidad de relacionarse con los demás de igual a igual, no estando ni por encima ni por debajo. Sólo quien posee una alta autoestima, quien se aprecia y valora a sí mismo, podrá relacionarse con los demás en el mismo plano, reconociendo a los que son mejores en alguna habilidad, pero no sintiéndose inferior ni superior a otros. Dicho al revés, la persona con comportamientos no asertivos, tanto si son comportamientos retraídos como si son agresivos, no puede tener una autoestima muy alta, por cuanto sienten la necesidad imperiosa de ser reconocidos por los demás.
  • Como hemos visto, la autoestima y la asertividad son inseparables una de otra y además están presentes en nuestra relación diaria con la gente que nos rodea (familia, trabajo…) por lo tanto es fundamental mantenerlas en buen nivel y así mejorar nuestra salud emocional. Y teniendo muy presente que tanto una como la otra son modificables y por supuesto mejorables.
  • Una fuerte y sana autoestima te garantiza que respondas con asertividad en tu comunicación. Pues proyectas más seguridad y te comunicas con mayor claridad, precisión y afectividad; y viceversa. Cada vez que te comunicas con asertividad crearás más confianza en ti mismo, más amor, aceptación y auto respeto, lo que aumentará a su vez tu autoestima y se creará un círculo sano y positivo de aceptación, respeto, autoestima y asertividad

 

2017 - Clínica Dcarvier

Para contactar con nosotros    922 825 465